El Retraso Mental
Respuesta a las preguntas del guión de clase:
1) Criterios de análisis de la deficiencia mental que se han dado y críticas a cada uno de ellos.
Criterio psicométrico (déficits intelectuales) y sociométrico (déficits sociales): El psicométrico es el modelo clásico de análisis de la deficiencia mental, desde que Binet elaborara la 1ª escala de inteligencia para agrupar en clases especiales a los estudiantes más retrasados de las escuelas parisinas. Goddard propuso la siguiente clasificación: idiotas (CI= 0-25), Imbéciles (CI= 25-50), Morones (CI= 50-70). En UK, Tedgold consideraba la deficiencia mental como la incapacidad de adaptación de algunos individuos al ambiente social normal de sus iguales, por lo que necesitaban apoyo externo.
Críticas a este modelo: Referirse sólo al CI es restrictivo, además el CI es algo cambiante, y sólo da información acerca de la ejecución puntual de la prueba. Hay áreas cognitivas poco representadas y otras, mucho. El CI no abarca la complejidad de conducta de los sujetos, ni sus déficits, ni sus habilidades.
Criterio evolutivo y criterio del defecto específico: El primero describe muy bien el retraso mental pero no explica las causas; hablan del retardo de los procesos evolutivos que conducen a los sujetos a la plenitud de sus aptitudes sociales y de conocimiento, es cuestión de tiempo llegar a alcanzar al resto. En el modelo del defecto específico se defiende que los deficientes procesan la información igual que las otras personas de su edad, pero no en todas las situaciones ni ante problemas complejos. Así que la intervención debe realizarse sobre el déficit.
Críticas al modelo evolutivo: No considera que ligado al retraso puede haber un déficit y que la disfunción derivada de aquel implicará que no importa el tiempo que pase, el sujeto deficiente no alcanzará los niveles del resto.
Criterio conductual: Se basa en el conductismo, según el cual, cualquier tipo de conducta puede ser tratada y modificada. La conducta retrasada lo es en función de los estímulos que la han provocado, entonces, lo que hay que cambiar son los estímulos pertinentes. Algunas de las variables indeseables del entorno serían: anomalías genéticas, malas prácticas en la atención al niño, como la sobreprotección, y condiciones socioculturales adversas. Controlar estas variables es la base de la intervención.
Críticas a este modelo: falta de generalización de lo aprendido a situaciones nuevas y no establecimiento de aprendizajes superiores, que realmente es lo que posibilita una integración completa.
Criterio cognitivista: Interpreta el retraso mental desde el procesamiento de la información. Así que el déficit cognitivo hay que entenderlo como un déficit en alguna de las etapas en que se desarrolla el procesamiento de la información: percepción, discriminación, elaboración, formación de conceptos, reglas, memoria, etc. Al contrario que el conductismo, que se fijaba sólo en las conductas, el cognitivismo lo hace sólo en los procesos, aunque no ignora los problemas estructurales. La intervención debe realizarse en esos déficits del procesamiento de la información: metacognición, procesos ejecutivos, procesos de transferencia y procesos de aprendizaje.
Criterio biomédico: contempla el retraso mental como un síndrome o conjunto de síntomas de diversa procedencia, con pronóstico de deterioro cerebral y actividad mental de carácter irreversible. La intervención se centra en la medicina preventiva.
2) Etiología del retraso mental
De origen genético: factores ligados a genes recesivos como la galactosemia, la fenilcetonuria, síndrome de Hurler, hipotiroidismo, etc.; Factores ligados a genes dominantes como la neurofibromatosis, esclerosis tuberosa; Síndromes debidos a anomalías cromosómicas como síndrome de Down, trisomía D, trisomía E, etc.
De origen no genético: afecciones prenatales como la rubéola, herpes, sífilis o toxoplasmosis. También en este grupo encontramos la drogodependencia materna, quimioterapia o malnutrición de la gestante. Afecciones perinatales como prematuridad, diabetes que puede producir anoxia fetal, incompatibilidad del RH. Afecciones de carácter infeccioso como la meningitis, encefalitis… y afecciones postnatales como insolaciones, derrames cerebrales, shocks eléctricos, exposición a gases, etc.
3) Ámbitos de atención e intervención que requiere un sujeto con déficits cognitivos. Características de los mismos
El hogar, la etapa infantil, la escuela. En el hogar debe centrarse la atención en aspectos como la motricidad, percepción, lenguaje, sociabilidad, afectividad, etc. globalmente consideradas. En preescolar ya se presupone una enseñanza formal y una acción pedagógica orientada hacia el aprendizaje organizado. La atención debe estar orientada a las tareas de integración psicomotriz y la facilitación de las relaciones sociales y la afectividad, así como el conocimiento y cuidado del cuerpo. Para Vigotsky, la intervención educativa debe estar dirigida a estimular y aprovechar la zona de desarrollo potencial. La detección precoz de las dificultades y problemas es la oportunidad de intervención en los períodos críticos. La atención e intervención en la escuela debe comenzar por no obsesionarse con los contenidos, ya que las necesidades del niño deficiente consisten en desenvolverse lo más eficazmente posible en la realidad cotidiana.
Las dos grandes tareas a realizar son las siguientes: la transferencia (aprovechar lo aprendido en un área determinada para actuar en otra área) y la capacidad de generalización como nivel de abstracción. El maestro no puede actuar por impulsos o intuiciones, sino con un método riguroso de atención e intervención para resolver en lo posible los déficits de memoria, memoria semántica (conocimiento acerca de los significados de las palabras y las relaciones entre estos significados, una especie de diccionario mental), dificultades para establecer relaciones jerárquicas y para categorizar la información activa retenida.
4) Dificultades en el proceso de aprendizaje y características de la respuesta educativa que debe darse
Las dificultades de aprendizaje en este tipo de alumnos son generalizadas, y afectan a todas las capacidades: autonomía, lenguaje, interacción social, motricidad, etc. Es necesaria una evaluación inicial para detectar las carencias del alumno y en consecuencia las ayudas y adaptaciones curriculares.
ü ¿Qué habilidades ha de aprender?
ü ¿En qué orden?
ü ¿Cuáles son sus dificultades?
ü Determinar la ayuda